lunes, 17 de septiembre de 2007

No te vayas "po-vor"

Aunque ya debes estar más cerca de tu destino, es inevitable pensar que todos estos últimos días lo único que deseaba era poder tenerte más cerca un momentico más... Aunque ya vas de regreso, y no podré estar a tu lado sino hasta el año que viene probablemente, en el fondo sigo pidiendo que por favor te quedes un ratico más...para verte reír, hablar, llorar...para simplemente verte crecer. Esta entradita está completamente dedicada a tí, mi princesita amada. Me entristece perderme tantos gestos, sonrisitas, palabras...Pero me consuela saber que ya sabes quien soy, que te alegras cuando me reconoces...créeme que si pudiera estaría millones de días contigo. Te escribo estas líneas con la esperanza de que en algunos años puedas leerlas, y que sepas que eres, has sido y serás siempre uno de los mejores regalos que Dios le ha dado a esta familia. Te amo para siempre mi bella, bellissima.

2 comentarios:

Coraline dijo...

Hola, me pareció muy linda esta entrada a pesar de que lleva tanto sentimiento de dolor y tristeza dentro. La verdad la había leído apenas la publicaste (ahora me dedido a revisar tu blogger todos los días) pero no había escrito antes porque realmente no sabía qué decir.

Una vez más, creo que no hay mucho que pueda decirte para mejorar las cosas, pero espero que puedas recuperarte pronto de esto o que ya lo hayas hecho y si no es así, pues espero que tengas la fuerza y el ánimo requerido para poder seguir.

Creo que el tiempo y la distancia son relativos y no hago más que repetirlo, tal vez sea tonto o difícil de entender pero supongo que he aprendido a valorar el tiempo y la distancia en un plano que no puede ser descrito con palabras. Sólo espero que esos meses o ese año pasen pronto y que el rencuentro sea tan especial como esta entrada y que sepas que aunque éste haya sido un día triste, mañana nacerá otro feliz así que no dejes de vivir con ilusión.

Lifo dijo...

Este post està lleno de sentimiento...de amor profundo y no de dolor. No puedo negar que aún estoy triste, porque creo que si algo es evidente en mí, es que odio las despedidas. Pero créeme que eso es inferior a toda la alegría que se produce en mí simplemente al pensar en que tuve la oportunidad de compartir dos meses junto a ella, y ya eso, es una bendición.